martes, 29 de septiembre de 2015

“Te acepté”

“Te acepté sencilla, presumida, bonita. Sin darme cuenta, acepté que invadieras mi espacio, que jugases con mis dedos. Esos dedos los cuales siempre me repites que son mucho más grandes que los tuyos. Que me toques el pelo, que me dejes tus cosas, que pongas esos morritos tan seductores cuando nos vamos a sacar una foto. Y es que aunque no lo creas, no necesitas un espejo para ponerte guapa. Me enamora el hecho de que uses tus dedos para peinarte y que confíes en mí cuando te digo que realmente estás preciosa, aunque ya sepas que para mí, siempre lo estás. Me siento lleno de vida cuando me abrazas por la espalda y pones tus pequeñas manos en mi pecho, como si fueras a robarme el corazón una y otra vez. Realmente, ahora sé que las 7 vidas de un gato se quedan cortas si hablamos de que yo muero de amor por ti una infinidad de veces. Acepté que se marchite una rosa de las 46 que viven en mi jardín por cada vez que te vas, y que florezca una incluso más bonita que la anterior por cada vez que vuelves. Que la vida a veces me sonría y que a veces sin venir a cuento, intente matarme de desamor. Te acepté a ti, acepté tu vida y acepté tu forma de ser. Acepté tus descuidos y tus rabietas de niña tonta. Te acepté sin más, echándote de menos cada vez que partías. Hiciste tuyas mis ganas de sentirte cerca, de darte un abrazo. Ese abrazo que terminó con un beso y un mordisco en tu moflete derecho. Y es que la mayoría de las veces, las despedidas son amargas. No quería que te marcharas. Deseaba poder seguir abrazándote toda la noche en aquella playa cercana. Que la Luna nos mirase cual dos tontos enamorados. Quizás, en ese momento me hubiese atrevido a confesarte mis sentimientos. O quizás no. Así de irónica es la vida... Y así de cobarde hubiese sido yo una vez más”

— Xevi Romero

No hay comentarios:

Publicar un comentario